Deudas de Pemex con proveedores crecen tres veces

Deudas de Pemex con proveedores crecen tres veces

Pemex reportó adeudos facturados con sus proveedores y contratistas por 126,357 millones de pesos en julio de este año. Esta cifra es más del triple que hace dos años, cuando la petrolera, dirigida por Octavio Romero Oropeza, tenía un saldo negativo de 37,105 millones en julio de 2022. Estos adeudos forman parte de los pasivos totales de la empresa productiva del Estado, los cuales sumaban 99,391 millones de dólares en junio pasado, es decir, 1.8 billones de pesos al tipo de cambio de 18 unidades por dólar.

 

Romero Oropeza explicó que el crecimiento de los pasivos de la compañía obedece, básicamente, a las contrataciones de deuda realizadas durante las administraciones entre 2006 y 2018, las cuales duplicaron el monto. Con el apoyo del gobierno federal, argumentó, Pemex ha logrado reducir la deuda desde los 130,000 millones de dólares. El exsecretario de Hacienda, José Ángel Gurría, reconoció la situación. «¿Por qué Pemex tiene 100,000 millones de dólares de deuda? Porque le quitábamos como 70%, no de sus utilidades, sino de los ingresos brutos que recibía. Le generamos incluso una pérdida artificial a la empresa», dijo en mayo de 2020 el también exsecretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

 

Los comentarios de Gurría fueron recientemente retomados por Romero Oropeza, pero la situación de Pemex empeoró en algunos rubros operativos, según indican cifras obtenidas vía solicitudes de transparencia o que la propia compañía reconoce en sus informes financieros.

 

El fondo del problema

 

Para Fluvio Ruiz Alarcón, exconsejero independiente de Pemex, la situación de la compañía se refleja en los pagos a sus proveedores, quienes también enfrentan problemas, especialmente los pequeños, que dependen totalmente de la actividad de la petrolera. «La acumulación de los problemas de Pemex viene desde 1981-1982, con la entrada en vigor de un régimen fiscal que nunca le favoreció y que siempre sirvió al gobierno federal para obtener ingresos destinados a otros rubros sociales y económicos, respondiendo a compromisos políticos, lo que la convirtió en la empresa más endeudada del mundo. La petrolera no mejoró sus finanzas, ni siquiera durante los años en que se obtenían los rendimientos más altos», expuso.

 

El régimen fiscal que enfrentaba Pemex llevó a la economía mexicana a una dependencia importante de los ingresos del crudo. En 2008, los recursos petroleros destinados a las arcas públicas llegaron a representar el 42% del total. «Este régimen ha sido muy cómodo para la sociedad, porque no impulsa a pagar más impuestos. De hecho, México es el país de América Latina que paga menos impuestos respecto a su PIB [Producto Interno Bruto], es una conveniencia social que está llegando a sus límites», agregó Ruiz Alarcón.

 

Los registros del Inegi señalan que la informalidad se ha reducido apenas del 65% al 55% de la fuerza laboral desde 1980 hasta la fecha.

 

¿Quién será el valiente?

 

«Durante esta administración, los esfuerzos no han sido suficientes para fortalecer a la empresa y ahora hasta los adeudos con proveedores se vuelven una amenaza, poniendo en riesgo la operación de Pemex y las economías regionales que dependen de su actividad», comentó Ruiz Alarcón. «Espero que a la dirección de la empresa llegue alguien con conocimiento y pueda insertarla en la transición energética, porque ahora es una derrota que, como país con 125 años de historia petrolera, nuestro mercado siga siendo geológico y no científico», añadió el exconsejero de Pemex.

 

Para Gonzalo Monroy, director general de la consultora GMEC, el problema actual es quién continuará en la dirección de la compañía tras la salida de Romero Oropeza, quien ha estado al frente desde diciembre de 2018, con el inicio del sexenio. «Estamos en una disyuntiva muy complicada, porque la gente que sabe no quiere involucrarse con Pemex hasta que se resuelva el problema financiero. En cambio, la gente que está levantando la mano es gente que no tiene la más mínima idea de lo que está enfrentando. La producción va para abajo, los costos para arriba», añadió.

 

Mientras tanto, Pemex sigue reportando problemas por robos de combustible, derrames, accidentes, reducción en producción y pérdidas financieras provocadas por la actividad de refinación, e incluso juicios laborales.

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