Apuesta Exxon a convertir algas en combustibles

Algunos científicos consideran la larga búsqueda de Exxon Mobil Corp. por convertir algas en un combustible de transporte como poco más que un ardid de relaciones públicas. El gigante petrolero dice que están equivocados.

Usando ingeniería genética, Exxon destaca estar más cerca de su objetivo de alimentar aviones jets y camiones pesados con aceite destilado de los pequeños organismos. Con subsidios e incentivos gubernamentales, dice perfilarse para hacer que el biocombustible de algas sea comercialmente viable para fines de la década.

Abundan los escépticos. Casi todas las demás compañías petroleras importantes han abandonado la investigación sobre algas después de que una oleada de inversiones a principios de la última década arrojó pocos resultados. Exxon promociona fuertemente sus esfuerzos en anuncios casi omnipresentes que presentan estanques de algas verdes que retratan a la compañía como un líder en el desarrollo de los combustibles del futuro.

Exxon anunció un gran avance en el 2017, pero aún no ha demostrado resultados. Hasta que la empresa produzca cantidades comerciales de biocombustible de forma rentable, afirman los científicos familiarizados con la investigación de las algas, las dudas permanecerán.

Vijay Swarup, vicepresidente de investigación y desarrollo de Exxon, dijo estar consciente de la percepción de que la compañía está utilizando la investigación de algas para pulir sus credenciales ecológicas. Exxon hizo promesas demasiado optimistas que han alimentado esas críticas, señaló Swarup, pero el proyecto y su progreso son reales.

El atractivo de las algas es obvio. Uno de los organismos más abundantes en la Tierra, las algas capturan dióxido de carbono y cuando se usan como combustible podrían reducir las emisiones de carbono de ciclo de vida en más del 50% en comparación con los combustibles fósiles, arrojan algunas investigaciones. Las algas también pueden crecer en agua salada en tierras no cultivables, lo que significa que no competirían con los productos agrícolas, como lo hace el etanol a base de maíz.

Exxon realiza su investigación sobre algas con Viridos Inc., una empresa con sede en San Diego cofundada por J. Craig Venter, pionero de la genómica. Durante años, Viridos ha alterado las algas utilizando la herramienta de edición de genes CRISPR y otras tecnologías con la esperanza de elevar el contenido de grasa de las células de las algas para producir más aceite, al tiempo que refuerza su capacidad de crecimiento.

Los estanques de Viridos en el desierto de California cerca del Mar de Salton produjeron 5 gramos de aceite de algas por metro cuadrado al día el año pasado, en comparación con menos de 2 gramos en el 2018 cuando comenzó a usar su cadena de algas patentada. Las empresas calculan que pueden alcanzar los 10 gramos para fines del 2021 y aspiran a 15 gramos para el 2022, un nivel que algunos en la comunidad científica ven como un punto de inflexión en el que el biocombustible de algas se vuelve comercialmente viable.

Incluso si Exxon y Viridos logran el objetivo del 2022, las algas no serán económicamente competitivas con los combustibles fósiles en el futuro previsible sin sustanciales subsidios gubernamentales. El objetivo de las empresas para finales de la década es de 25 gramos por metro, momento en el que el negocio se vuelve muy atractivo, señaló.

Una vez que Exxon y Viridos cumplan con esos objetivos en estanques al aire libre, la clave será escalar la tecnología de manera sostenible y encontrar clientes.

No todo el mundo está convencido. El profesor Kevin Flynn, ecologista de plancton marino en el Laboratorio Marino de Plymouth, en el Reino Unido, consideró que los resultados de Viridos deben ser revisados por homólogos y que siguen existiendo obstáculos importantes para producir a escala. Exxon y Viridos han dicho que compartirían sus datos con la comunidad científica.

Los investigadores de algas se han topado con innumerables retos. Además de las limitaciones de la productividad biológica, la producción de algas a gran escala requiere enormes cantidades de tierra, agua y fertilizantes, lo que la hace prohibitivamente cara. Satisfacer solo el 10% de la demanda de combustible de Europa con algas no modificadas requeriría inundar tres Bélgicas en más de 18 centímetros de agua mientras se usa el 50% del fertilizante utilizado para la agricultura europea, dijo Flynn.

El proceso también requiere grandes cantidades de energía para producir las algas, extraer el aceite y luego refinarlo, tanto que la producción de biocombustible de algas podría consumir más energía de la que produce, concluyeron algunos investigadores.

Exxon y Viridos dicen que sus algas genéticamente alteradas son más productivas, reduciendo la cantidad de recursos necesarios, y que los reciclan fertilizantes y otros insumos y utilizan agua salada, lo que hace que el proceso sea sustentable.

Flynn y otros científicos también han expresado su preocupación acerca de las algas genéticamente modificadas que pudieran abrirse paso a la naturaleza y abrumar a las especies endémicas. Exxon y Viridos indican que esas preocupaciones son exageradas y señalan que la Agencia de Protección Ambiental tuvo que dar su aprobación antes de poder desplegar sus cadenas al aire libre.

Exxon dijo que ha gastado más de 300 millones de dólares en investigación de algas desde el 2009, menos del 3% de su presupuesto anual de investigación. La compañía ha dicho que está investigando una variedad de tecnologías para reducir las emisiones de carbono, incluyendo otros biocombustibles, captura de carbono, e hidrógeno. En contraste, Exxon gastó más de 500 millones de dólares en publicidad entre el 2009 y el 2015, revela un estudio del 2019 publicado en la revista Climatic Change. El Procurador General de Massachusetts demandó a Exxon en el 2019 por presuntamente engañar a los consumidores en materia del cambio climático, incluyendo mediante su publicidad. Exxon niega las acusaciones y el caso está en curso.

Martin Keller, director del Laboratorio Nacional de Energía Renovable del Departamento de Energía, afirmó que el escepticismo sobre el biocombustible de algas es comprensible, pero que Viridos parece haber logrado un progreso significativo.

De acuerdo con Keller, los biocombustibles de algas son una solución potencial para reducir las emisiones de carbono de los viajes en avión y el transporte pesado. Esas áreas, que producen una cantidad significativa de emisiones, son particularmente difíciles de descarbonizar porque las baterías eléctricas son demasiado pesadas y no ofrecen suficiente autonomía para aviones y tráileres. A principios de este año, el Departamento de Energía comprometió 100 millones de dólares adicionales para financiar la investigación de biocombustibles para la aviación y otros sectores.

Fuente: https://www.elnorte.com/aplicacioneslibre/preacceso/articulo/default.aspx?__rval=1&urlredirect=/apuesta-exxon-a-convertir-algas-en-combustibles/ar2271393?__rval=1&referer=–7d616165662f3a3a6262623b726760657a6770737a6778743b767a783a–



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