Se estima que a partir de 2040, la dependencia energética de combustibles fósiles será de 40%, pero este porcentaje es muy alto y la producción va en descenso.
Aunque se anticipa que hacia 2050 el proceso de descarbonización en México avanzará significativamente, el país seguirá dependiendo de combustibles fósiles, lo que representa retos ante una disminución de la producción de hidrocarburos y necesidad de inversiones, advirtió la ex comisionada de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), Alma Porres.
Durante su participación en el Encuentro de Ingeniería Geológica 2024, señaló que hacia 2050, estimaciones de S&P Global apuntan a que el país necesitará de gas natural entre 78 y 117 millones de toneladas métricas de petróleo equivalente; en 2022, las necesidades eran de 73.9 millones de toneladas métricas.
De petróleo crudo, la necesidad en México será de entre 49.7 y 86.9 millones de toneladas métricas de petróleo equivalente en 2050, cuando en 2022 fueron de 85.4 millones de toneladas métricas.
En el encuentro organizado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Alma Porres explicó que actualmente, en México existe una alta dependencia de combustibles fósiles, de 80%, pero hacia 2040, la dependencia sería de 40% y el 60% restante de la energía se abastecerá mediante fuentes renovables.
Sin embargo, aunque la dependencia disminuirá, aún se necesitará crudo y cifras de la CNH revelan que el descenso de producción es evidente, pues en 2024 la producción es de 1.4 millones de barriles diarios y para 2034, la producción apunta a tan solo 500,000 barriles diarios; para el gas natural, la producción pasará de 3,200 millones de pies cúbicos diarios a 1000 millones de pies cúbicos diarios.
Para la especialista, aumenta el riesgo de transición de las inversiones en infraestructura relacionada con la producción, transformación y demás cadenas de suministro de hidrocarburos; en particular, a partir de 2030; no obstante, considera que existen oportunidades importantes de crecimiento económico en sectores industriales y de servicios, relacionados con la descarbonización del sistema energético.
Sin embargo, “la electricidad es el vector principal de la descarbonización del sistema energético, se requiere una capacidad instalada de más de 300 GW al 2050. Esto implica una inversión del gobierno en infraestructura de transmisión, distribución y almacenamiento que permita integrar el crecimiento de electricidad solar y eólica”, advirtió.
Ante este entorno, la ex comisionada de la CNH aseveró que en México se deberá establecer una matriz energética que defina una visión de futuro en el sector energético y que plantee un equilibrio entre energía fósil y energía renovable y responder al incremento en la demanda de energía, de forma eficiente y en cumplimiento con las normas ambientales.
“Congruente con el crecimiento de la población, el desarrollo económico y la relocalización industrial (nearshoring)”.