La comercialización de gasolinas adulteradas generan mayores emisiones al ambiente y lo anterior estaría influyendo en las contingencias que ha registrado el Valle de México.
Andrés Gutiérrez, ex presidente de la Asociación Mexicana de Proveedores de Estaciones de Servicio (Ampes), dijo que de febrero a la fecha se ha detectado una mayor presencia de gasolinas adulteradas a la capital del País o que no cumplen la Norma 016 sobre la calidad de los combustibles.
«Se puede hablar de una relación que puede haber entre los productos adulterados, que prácticamente desde febrero empezaron a entrar a la Ciudad de México, con las contingencias ambientales», aseguró.
En febrero, Grupo REFORMA publicó que aproximadamente el 30 por ciento de las gasolinas en México sufren algún tipo de adulteración con diversos químicos, aunque principalmente con alcoholes.
Sin embargo, Gutiérrez expuso que ahora se puede estar usando algún otro componente que no se ha identificado.
Es por ello que desde la AMPES han solicitado a la Comisión Reguladora de Energía (CRE) una modificación a la NOM-016, que regula la calidad de los combustibles, con la finalidad de que a las pruebas que se realizan a los combustibles se anexen otros parámetros de evaluación como la medición de alcoholes.
Actualmente, el regulador solo realiza medición de cuatro parámetros en los combustibles que son octanaje, densidad, azufre y temperatura de destilación.
Al respecto, Beatriz Marcelino, presidenta de Grupo Ciita, dijo que ese tipo de gasolinas adulteradas afectan de manera importante a los consumidores, pues sus vehículos se pueden ver afectados con el uso de ese combustible.
Marcelino dijo que además para los gasolineros implica temas de competencia desleal, al ser un producto que puede venderse más económico que la gasolina normal.
«Ese tipo de huachicol es una competencia desleal entre los comercializadores y las estaciones de servicio, y por eso hay casos en los que se ve variaciones de precios significativos.
«Y en cuanto al consumidor final pues se les dañan los carros, el combustible no rinde porque se quema más rápido y se ven afectados al cargar en ese tipo de estaciones (con gasolina adulterada», puntualizó.
Gutiérrez recordó que ya se tuvo el caso de una pipa que llegó a una estación de servicio de la Ciudad de México y al hacerle una prueba regular para detectar su traía agua antes de ser descargada generó una reacción química que provocó la expulsión del combustible.
«Esa prueba que se hizo, solo para detectar si había agua, generó una reacción química importante, y si eso se hubiera descargado no solo afectaría a los vehículos que la utilicen, sino a los mismos tanques de almacenamiento, la calidad del aire y la seguridad operacional de la misma estación de servicio», apuntó.